Las habilidades de inteligencia social son algo que cualquiera puede aprender. No dependen de los genes ni de la biología, aunque algunas personas pueden ser más propensas a adquirirlas que otras. La teoría de la inteligencia social fue desarrollada por primera vez por el psicólogo Edward Thorndike en 1920.

Hoy podemos decir que la inteligencia social es la capacidad de leer y reaccionar adecuadamente a las señales sociales, controlar, comprender y gestionar las propias emociones, y encajar en una variedad de contextos sociales.

Cuando la gente habla de inteligencia, suele referirse a las habilidades de tipo «duro»: resolución de problemas, habilidades verbales, uso de la lógica o descifrar números. Pero cuando se trata de las llamadas habilidades «blandas» -como entender los roles sociales, leer las emociones, comprender las relaciones o escuchar con eficacia- rara vez las vemos como parte de un cuestionario de inteligencia.

Y aunque las habilidades duras son muy importantes, son las blandas las que nos ayudan a mantener amistades, estar satisfechos en el trabajo o simplemente encontrar la felicidad en la vida. Dado que estas habilidades, que también llamamos inteligencia social, se descuidan tan a menudo en las escuelas/universidades, a pesar de un enorme cuerpo de investigación que revela sus innegables beneficios, en esta búsqueda compartiremos contigo qué es la inteligencia social y sus beneficios.